Servicios comunitarios de salud mental con puertas abiertas y sin restricciones en Trieste, Italia

Roberto Mezzina,
Jefe de las Servicios de Salud Mental de Trieste
En Italia, la desinstitucionalización psiquiátrica se completó al punto de que se han cerrado todos los hospitales psiquiátricos en un lapso de dos décadas (1978-1999), gracias a un movimiento crítico previo y a la ley de reforma que se aplicó en 1978. Esta ley se basa en los derechos plenos (como el derecho a la libre comunicación, el derecho a apelar, a no tener tratamientos involuntarios prolongados, a la no detención durante esos tratamientos) y no contempla la intervención de ninguna autoridad de la justicia ni del orden público. Estos principios llevaron a que se lograra la tasa más baja de tratamiento involuntario en Europa (17/100.000), así como la tasa de menor duración de estos tratamientos (10 días), lo cual evita que los usuarios del servicio pasen por un proceso pesado de institucionalización. El sector forense pasa ahora por una desinstitucionalización gradual (el 31 de marzo de 2015 la ley número 81 dictaminó el cierre de los 6 hospitales forenses existentes, reemplazándolos por pequeñas unidades regionales vinculadas a los departamentos de salud mental), con lo que en dos años se redujo el número de detenidos a menos de 600, en comparación con los 1500 de años anteriores (ROSEN et al., 2012, 2014).
En la actualidad, la salud mental comunitaria es la regla en este país, pero la naturaleza, la función y la organización de los Servicios Comunitarios de Salud Mental (SCSM) constituyen los puntos teórico-prácticos centrales a considerar. Por un lado, el concepto italiano original de Centro Comunitario de Salud Mental (en adelante, CCSM) fue concebido como el punto nodal del Departamento de Salud Mental (DSM), volviéndose así la principal referencia para todos los requerimientos psiquiátricos de toda un área de influencia, mientras que los hospitales psiquiátricos fueron cerrados. Esta peculiaridad permite e incluso obliga a los Servicios Comunitarios de Salud Mental a realizar, en la comunidad a la que sirven, un ciclo continuo de verificación de su eficiencia en lo concerniente a las vías generales de atención, sin descartar los casos difíciles en otras instituciones, como son aquellos casos complejos que presentan graves síntomas y discapacidades. A la inversa, si un Centro Comunitario se concibe como una simple clínica de pacientes ambulatorios, esto significa aceptar una situación inevitablemente subordinada, similar a la de los servicios hospitalarios y las clínicas privadas. En presencia de servicios débiles y no enfocados en la comunidad, el sistema se vuelve a menudo disfuncional y produce “residuos” que quedan atrapados en el cuidado residencial a largo plazo, incluso si esto ocurre en entornos comunitarios.

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